Estoy Sediento del Dios que da la Vida

Estoy sediento del Dios que da la vida.

Como el venado busca
El agua de los ríos,
así, cansada, mi alma
te busca a ti, Dios mío.

Estoy sediento del Dios que da la vida.

Del Dios que da la vida
está mi ser sediento.
¿Cuándo será posible
ver de nuevo su templo?

Estoy sediento del Dios que da la vida.

Envíame, Señor, tu luz y tu verdad;
que ellas se conviertan en mi guía
y hasta tu monte santo me conduzcan,
allí donde tú habitas.

Estoy sediento del Dios que da la vida.

Al altar del Señor me acercaré,
al Dios que es mi alegría,
y al mi Dios, el Señor, le daré gracias
al compás de la cítara.

Estoy sediento del Dios que da la vida.

EN TODO AMAR Y SERVIR

Salmo 41, 2.3; 42, 3.4 — Tomado del sitio de la Conferencia de los Obispos Católicos de los Estados Unidos.