Pedimos la gracia de acoger de nuevo al Espíritu Santo en nuestros corazones en este Pentecostés.
Lectura del Evangelio según Lucas, capítulo 24, 30-34.
«Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!»»
Preguntas para la Reflexión
¿Qué nos mantiene cerrados estos días? ¿Qué necesitamos que el Espíritu Santo libere en nosotros?
¿Cómo podemos proclamar el amor de Dios de nuevas maneras?
Los discípulos de Emaús vieron todo de manera diferente en Cristo al partir el pan. Sus corazones ardían dentro de ellos. ¿Cómo podrías prestar atención a esos movimientos de tu corazón, especialmente durante este Año Ignaciano?
(Reflexión compartida por la Conferencia Jesuita de los Estados Unidos)
EN TODO AMAR Y SERVIR