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Hoy el el último día de nuestra Semana Ignaciana. Con un corazón agradecido y humilde, comencemos nuestra oración con la siguiente canción.
Si lo desea, puede escuchar las oraciones y la reflexión en audio aquí.
Oración Inicial
Señor, enséñame a ser generoso.
Enséñame a servirte como tú mereces,
a dar sin calcular el costo,
a combatir sin reparar en las heridas,
a trabajar sin buscar el descanso,
a sacrificarme sin esperar otra recompensa,
que saber que he cumplido tu santa voluntad. Amén
Reflexión
Hoy, 31 de julio, estamos de fiesta. La iglesia universal celebra al modelo inspirador de nuestra vida cristiana, San Ignacio de Loyola. Podríamos decir tantas cosas sobre la Espiritualidad Ignaciana, sobre los jesuitas, sobre sus obras y sobre otros santos y santas inspirados por el ejemplo de Ignacio. Pero hoy no es necesario. Lo que más nos importa es que se nos llena el corazón de gratitud porque el modo de proceder de Ignacio nos ayuda en nuestro seguimiento de Jesús y en la construcción del Reino.
A fin de cuentas, lo que es fundamental es nuestro deseo firme de convertirnos en discípulos de Jesucristo en la vida cotidiana, en nuestras familias, en nuestros trabajos, en nuestras comunidades, en nuestro alrededor. Como Jesús, y como Ignacio, no le tenemos miedo al mundo.
Al contrario, encontramos en él un camino hacia Dios. A veces se nos hace difícil, pero tenemos la certeza que nuestra vocación de bautizados y bautizadas nos da herramientas para encontrar a Dios en todas las cosas. El don del Espíritu, que habita en nosotros, nos abre los corazones, la mente, los ojos y los brazos para experimentar la presencia de Jesús en nuestro caminar por este mundo.
¿Y si nos preguntamos? ¿Dónde encontramos a Jesús hoy? Si contemplamos el mundo, ¿dónde está nuestro Señor? ¿Hay algo que yo puedo hacer para que otras personas sientan la presencia de Jesús?
O siguiendo la indicación del mismo Ignacio en los Ejercicios, hoy podemos rezar ante la cruz preguntándonos: ¿qué he hecho por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? ¿Qué haré por Cristo?
En días como este estamos agradecidos por haber recibido el regalo de la Espiritualidad Ignaciana. Pero al mismo tiempo, el agradecimiento nos mueve a renovar nuestro compromiso de seguir a Jesucristo, pobre y humilde, en el día a día. Como tantos hombres y mujeres que comparten esta espiritualidad, hoy decimos como comunidad ignaciana: en todo amar y servir.
Oración Final
Toma, Señor, y recibe
toda mi libertad, mi memoria,
mi entendimiento, y toda mi voluntad;
todo mi haber y poseer.
Tú me lo diste, a ti, Señor, lo devuelvo.
Todo es tuyo, dispón de todo, según tu voluntad.
Dame tu amor y gracia, que esta me basta. Amén.
SI AYER NO PUDO SER PARTE DE NUESTRA ORACION COMUNITARIA BILINGUE, PUEDE VERLA EN ESTE VIDEO: