Cuarto Domingo de Adviento

P. Bruce Bavinger S.J.

Estamos en el cuarto y último domingo de Adviento, y en solo un par de días, llega la Nochebuena. Quizás muchos ya estamos escuchando a los ángeles que proclaman a los pastores, “Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad.” Otro tipo de experiencias puede formar parte de la Navidad que celebramos. Estas son los problemas que nos afectan, tanto en esta temporada como en cualquier otra tiempo del año: las desilusiones personales, las desgracias que nos ocurren, las pruebas que pasamos en la familia, y las situaciones injustas en este y en otros países que parecen nunca cambiar. Es muy posible que, con estas dificultades, ¡muchos seguimos buscando la “Navidad perfecta” que siempre se nos escapa!

Pero el Evangelio que escuchamos en este cuarto domingo tiene algo muy importante que decirnos acerca del anhelo de pasar una “Navidad perfecta.” María está esperando un hijo, pero ella no ha vivido todavía con José. Este planea dejar a María “en secreto,” dice. Podemos imaginar los enojos y la tristeza de José, y también el miedo y la decepción profunda de María. Los dos solo querían hacer la voluntad de Dios, y ahora todas sus esperanzas están saliendo mal. ¡Hasta que llega el ángel del Señor que le habla a José en sueños! Este obedece y hace lo que el ángel mandó, y Dios se encarna “perfectamente” en el mundo para salvarnos de nuestro pecado. Así que, la primera “Navidad perfecta” tenía que pasar primero por nuestra condición humana muy “imperfecta,” para que el amor infinito de Dios para con nosotros pudiera realizarse.

Vale recordar uno de los primeros viajes del Papa Francisco cuando visitó Paraguay en 2015. Mientras estaba allí, el Papa habló a los jóvenes que vinieron a verlo. El Papa Francisco les habló de la solidaridad, de la esperanza, y de la necesidad de conocer a Jesús, y agregó que para tener estas virtudes, “hace falta el sacrificio y andar contracorriente.” Entonces dijo el Papa a los jóvenes, “Hagan un lío, pero también ayuden a arreglar y organizar el lío que hacen. Un lío que nos dé esperanza, que nazca de haber conocido a Jesús.”

Para el Papa Francisco, una Navidad perfecta empieza con nuestro “hacer un lío”—es decir, tomar un riesgo, mirar y hablar de las situaciones que no son buenas, hacer algo nuevo, algo diferente, algo más justo, algo que cambie el presente desdichado para que el futuro bendecido pueda llegar. Hagan o abracen un lío y cámbienlo con amor para que ya no obstaculice la vida sino que se vuelva la Nueva Creación que trae Jesús, una alabanza verdadera para nuestro Dios.

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El P. Bruce Bavinger S.J. es sacerdote jesuita de la Provincia de Maryland. Actualmente vive en Raleigh NC y es parte del equipo de la Parroquia San Rafael Arcángel de la misma ciudad.

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