Estimados Amigos y Amigas,
En estos momentos en donde todo parece estar convulsionado y que, por encima del virus, se presentan el horror de la muerte de George Floyd a manos de un policia mientras pedía poder respirar y las consecuentes manifestaciones de rechazo, el sentido de nuestra fe cobra mayor significado. Hay que reconocer que la podemos y debemos usar para luchar por nuestros derechos y los de nuestros hermanos que sufren y son violentados.
Debemos pensar que nuestra misión como laicos y laicas es ser testigos del Reino y protagonistas activos. La fe exige que haya justicia y el creer en Jesús es creer en los principios que Él mismo nos anunció y vivirlos sin indiferencia.
Los invitamos a cada uno a reflexionar y poner su fe en acción. Que podamos ser capaces de descubrir cómo podemos promocionar la paz y trabajar por la justicia social y racial
Desde el libro del Génesis, Dios en un lenguaje sencillo, nos invita a reconocer que los odios y las guerras no tienen sentido pues todos somos iguales ante sus ojos.
Dios nos invita, también, a que no nos quedemos callados, que asumamos valientemente y nos comprometamos en el servicio de la fe y la promoción de la justicia. Que esta fe va de la mano con la justicia y que debemos luchar junto a nuestros hermanos por la defensa de los derechos humanos, de la vida y la dignidad de las personas.
Ante tanta tristeza y dolor que estamos sintiendo, ¿cómo evitamos no perder la esperanza?
Lo primero es no apartarnos de la realidad, no mirar hacia otro lado y como cristianos, aceptar que también es responsabilidad nuestra y lo segundo, reconocer que la esperanza, al ser una de las tres virtudes teologales (fe, esperanza y caridad), proviene de Dios mismo y también que nos lleva directamente a Él.
Que el Señor llene nuestros corazones de amor, que podamos sanar nuestras heridas, las de nuestros hermanos y las de nuestro país.
Dios nos proteja a todos.
Carlos Aedo y Zandra Schiemann
www.ComunidadesIgnacianas.org
EN TODO AMAR Y SERVIR