Queridos amigos y amigas:
Como todos, estoy profundamente perturbado por los eventos del miércoles 6 en Washington, DC. Fue impactante presenciar el violento asalto que ha sacudido a nuestra nación hasta lo más profundo.
Aún está por verse lo que todo esto significa para el futuro de nuestro país, pero dos cosas están claras: debemos honrar la conmoción y el dolor que estamos experimentando actualmente, y debemos reconocer que no habrá ningún avance conjunto sin una profunda experiencia de reconciliación y sanación.
Documentos jesuitas recientes nos recuerdan que esta última tarea no es un asunto sencillo, ya que involucra o se necesita verdad, transparencia y la voluntad de reconocer el pecado individual y colectivo. Como personas formadas en la tradición ignaciana, leyendo los signos de este tiempo agitado, no seamos sordos al llamado a ser agentes de estas virtudes tan necesarias.
Si bien no podemos controlar el curso de la historia a nivel nacional, tenemos opciones para hacer. En las próximas semanas, mientras trabajamos en nuestro dolor, animo a todos los que estamos inspirados por la espiritualidad Ignaciana a examinar nuestras propias experiencias de división, reconocer nuestra complicidad en crearla o mantenerla, y fomentar, a través de la oración y la acción, la sanación y la reconciliación a la que estamos llamados.
Y en todo esto, mantengamos nuestros ojos en Nuestro Señor Jesucristo, quien conoce nuestro dolor, está con nosotros a través de él, y nos dará la gracia que necesitamos.
Sinceramente en Cristo,
Rev. George M. Witt, SJ
Director Ejecutivo
Oficina de Espiritualidad Ignaciana
ueaois@jesuits.org
EN TODO AMAR Y SERVIR